No debe de haber equipos —y menos uno de los denominados chicos, como la “U”— que en un mismo certamen vengan a Miraflores y se den el gusto de llevarse nueve unidades, esas que al cuadro de la capital le ayudan sobremanera para ser —como dice el título de nuestra tapa— un punterazo del torneo en el inicio de la segunda rueda, y que le otorga una gran cantidad de oxígeno para, en las próximas diez fechas, procurar que la hazaña sea mayor con la obtención de su primer título en la “era liguera”.
Los bolivaristas podrán no hallar explicaciones a lo que ocurrió ayer en Miraflores, y renegar sobremanera por haber perdido siendo que fueron ellos los que hicieron el gasto y los que constantemente, de diversa manera, buscaron llegar al gol. Pero así es el fútbol.
Universitario hizo el único tanto del encuentro en la única vez —no es una exageración— que generó una jugada ofensiva, y fue 100 por ciento efectivo. El resto del tiempo se la pasó defendiéndose, eso sí, de manera muy ordenada, apostando más que nada al empate —que de por sí ya era valioso— y a una acción milagrosa de contragolpe, que a la larga se le dio.
Los que pintan para campeones también tienen, aparte de sus recursos futbolísticos, esa fortuna que juega de su lado y que ayer evitó que Valentierra abriera la cuenta para Bolívar en dos ocasiones, en las que el balón fue a dar al palo derecho de un Robledo vencido; y la que en el segundo periodo, a los 27 minutos, permitió al brasileño Gomes convertir a centro de Castilla, y ante un falso despeje de Arias.
Un resumen de lo ocurrido en el primer periodo muestra como jugadas sobresalientes sólo el disparo de Valentierra, tras una “pivoteada” de Martínez, que pegó en el palo, justo a la media hora de juego, y cuando ya iban 2’ de adición, un tiro libre que cobró Pachi, mandando el esférico al colombiano, para que el disparo de éste de nuevo fuera devuelto por el parante. Bolívar pudo haberse ido al descanso con una ventaja de dos goles si esas jugadas hubieran culminadas con éxito, y la historia habría sido otra; pero no hizo mucho más que eso.
En el segundo periodo, el volumen ofensivo de la “Academia” fue superior, pero no por ello más efectivo. Los “celestes” rondaron constantemente el arco de la “U”, sin embargo no supieron embocar, y a diferencia de lo que ocurrió en el primer periodo, cuando la mala fortuna se los negó, fueron las malas definiciones propias las que los alejaron de convertir.
Universitario no se salió de su molde ni cuando quedó con uno menos por expulsión de Robles (7’), más bien se animó un poquito a llevar el balón más lejos del arco de Robledo, y cuando quedó otra vez en igualdad de condiciones, por roja a Ovando (23’), se tuvo confianza y metió el garrotazo: Robledo lanzó desde su área, Castilla se fue con balón dominado hasta casi la línea final, y su centro fue justo y cabal para que Gomes, ante la defectuosa salida a cortar de Arias, anotara el único tanto.
Bolívar disponía todavía de tiempo como para siquiera buscar el empate, más aún cuando de nuevo la “U” quedó en inferioridad numérica porque a los 29’ se fue expulsado Angulo, pero ni así perdió la compostura y, en cambio, aguantó estoicamente hasta el final.
Pachi a centro de Rivera, Salinas tras una guapeada de Valentierra y alguna otra acción de peligro fueron las otras situaciones perdidas por la “Academia”, que se tuvo que resignar con la derrota mientras los de Sucre festejaban “locos” de contentos.
Si merecía o no ganar Universitario, si merecía o no vencer Bolívar son ideas de las que se puede hablar largo y tendido. En el fútbol se suma de a tres cuando se hacen los goles, la “U” hizo uno ayer y algún mérito más habrá tenido. Eso sí, no puede ser casualidad que a los tres paceños les hubiera ganado en el mismo certamen jugando en Miraflores. Eso es histórico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario